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- Escrito por UTN RECTORADO | Área de Comunicación
Maldacena es uno de los científicos argentinos más premiados a nivel nacional e internacional. En diálogo con UTN habló de sus primeros pasos en la física, de su formación universitaria en Argentina y de “la Conjetura de Maldacena”.

El físico argentino, Juan Martín Maldacena, fue galardonado en el año 2012 con la primera edición del Premio Yuri Milner a la Física Fundamental, una de las mayores distinciones en Física, donde recibió 3 millones de dólares por su trabajo relacionado con “La Teoría de las Cuerdas”, que fue bautizada como “La conjetura de Maldacena” y logró unificar teorías que parecían irreconciliables: la teoría de la relatividad de Einstein y la de la mecánica cuántica. Estuvo entre los nueve científicos que se vieron beneficiados con este importante premio ruso cuya particularidad es que reconoce las contribuciones más innovadoras y no las ya probadas.
El investigador argentino donó 200.000 dólares del premio recibido al Instituto Balseiro en Bariloche, institución a la cual concurre anualmente para dar charlas de divulgación científica y participar en debates con científicos y estudiantes.
Maldacena, nació en Buenos Aires, en 1968, y cursó la escuela secundaria en el Liceo Militar General San Martín, luego estudió dos años Física en la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA) cuya carrera continuó en el Instituto Balseiro de la Universidad Nacional de Cuyo, donde obtuvo su licenciatura en Física, con la Tesis “Teoría de cuerdas en espacios curvos”. Después obtuvo su doctorado en la Universidad de Princeton, donde desde 2001 se desempeña como profesor de física en el Instituto de Estudios Avanzados, el mismo en el que trabajó Einstein. Además se convirtió en el profesor vitalicio más joven de la historia de Harvard.
Además, el 12 de noviembre de 2013, en la Academia Nacional de Medicina de la Ciudad de Buenos Aires, Juan Martín Maldacena recibió el Premio Konex de Brillante y de Platino en Física y Astronomía (2013), máximo galardón que entrega el Gran Jurado de la Fundación Konex, que compartió junto al biólogo molecular, Alberto Kornblihtt.
La Secretaría de Relaciones Internacionales del Rectorado de Universidad Tecnológica Nacional (UTN) tuvo el agrado de contactarse con el Dr. Maldacena para consultarlo entre otros temas sobre cómo fueron sus orígenes en la física y sus experiencias en la educación universitaria argentina.
¿Qué lo decidió a estudiar Física?
Me llamaba la atención entender las leyes fundamentales de la naturaleza, entender cómo funciona el universo, entender fenómenos extraordinarios como los que ocurren en la mecánica cuántica o la relatividad general.
¿Cuáles son las cosas que lo han apasionado y atraído de la Física?
La simplicidad de las leyes de la naturaleza. Es sorprendente que las leyes fundamentales sean muy simples, considerando la complejidad de los sistemas que se describen. Es notable que el universo entero haya estado en una región microscópica y se haya expandido desde ese entonces. Fenómenos ordinarios que parecen misteriosos tienen explicaciones sencillas. Por ejemplo, el arco iris, que se puede entender pensando en cómo la luz se refleja por gotas de agua. Sabiendo cuanto más lento la velocidad de la luz es en el agua uno puede calcular el ángulo del arco iris. La física relaciona fenómenos que parecen distintos: la misma fuerza que hace caer la manzana hace girar la luna alrededor de la tierra. La mecánica cuántica implica que la materia es estable y hace posible los imanes.
¿Encuentra habitualmente instancias de creatividad y satisfacción con la resolución de problemas?
Uno logra entender cosas que aparentemente son complicadas. Es como resolver un acertijo o resolver un problema de ingenio. Y al final del proceso un tiene una apreciación de la naturaleza y del universo que nos rodea.
Como profesor universitario ¿cómo incentivaría a estudiantes que ingresan a la Universidad para que se sientan atraídos por la Física?
La física no es solo para estudiantes, no solo para los que quieran hacer la carrera de física. La física es parte de nuestra cultura y está disponible para todos. Hay muchos libros de divulgación que explican los fenómenos que se han entendido hasta ahora y la visión del universo de la física moderna. Un conocimiento básico de la física es un valor cultural. Es como subir a una montaña y ver una vista distinta del valle donde uno vive. De la misma manera que uno puede apreciar la música sin ser un músico profesional, uno puede apreciar la física sin ser un físico profesional.
Al estudiante que le interese la física, le diría que comience la carrera y que vea si le gusta dedicarse totalmente a eso. Si no le gusta puede cambiarse a otras y la experiencia y métodos de la física probablemente sean útiles en la nueva carrera. Es una carrera con más riesgo que una más convencional como ingeniería, ya que la salida laboral es más reducida. Pero cuando uno es joven, uno puede tomar el riesgo y ver que ocurre.
¿Qué importancia le adjudica al esfuerzo y al estudio constante en el aprendizaje y en la cursada de una carrera universitaria?
Lo que es importante es la constancia, la paciencia. La humanidad ha pasado miles de años en acumular el conocimiento que tenemos ahora, nadie lo aprenderá en un par de días. Lo notable es que se puede llegar a los límites del conocimiento con solo unos 4-6 años de estudio. Por supuesto uno llega al límite en áreas reducidas, etc. Pero lo más importante es que a uno le interese y es ese interés que a uno le da energía para tener constancia y paciencia.
Usted ha obtenido numerosos premios internacionales y un importantísimo galardón en Física, el Premio ruso Yuri Milner a la Física Fundamental, por sus aportes a la Teoría de Cuerdas. ¿Podría explicarnos en qué consiste lo que ha sido denominado como la “Conjetura Maldacena” dentro de la Teoría de Cuerdas?
Esta es una conjetura que relaciona dos tipos teorías de la física. Por un lado tenemos teoría donde el espacio tiempo es dinámico, como la relatividad general de Einstein. Por otro tenemos las teorías de partículas en un espacio tiempo fijo, como las teorías que usamos para describir la materia. La conjetura postula que hay una relación entre ambas. Cada teoría de partículas tiene una equivalente en donde el espacio tiempo es dinámico. Se supone que es una relación general, pero hay ejemplos de teorías bien concretas relacionadas de este modo. Esta relación es posible gracias a la mecánica cuántica. Es también útil porque traduce problemas complicados en una teoría a problemas sencillos en la otra.
Usted ha donado una gran suma de dinero al Instituto Balseiro de la Universidad Nacional de Cuyo, como un aporte y un agradecimiento al lugar donde se formó. ¿Qué recuerda de su paso como estudiante por la Universidad de Buenos Aires y luego por el Instituto Balseiro? ¿Qué le aportaron para su formación?
En la universidad de Buenos Aires estuve por 2 años, antes de ir al Balseiro. Yo no sabía bien de que se trataba la física y me gusto comenzar a estudiar e ir aprendiendo todas las cosas básicas de la física. Al ir estudiando uno va repitiendo los pasos de los antepasados para ir incorporando todos los nuevos conceptos. A veces trataba de ver si podía rederivar las fórmulas. Por ejemplo, trate de ver si podía redescubrir el cálculo variacional. Debo admitir que no lo pude redescubrir y tuve que ver como se hacía. En nuestra época las materias de matemática se hacían junto con la carrera de matemática y me resultó interesante el método matemático de ir probando distintos resultados y de ver la estructura lógica del álgebra o del cálculo infinitesimal.
En el Balseiro también estuvo bueno ir avanzando, allí todo era más organizado y tranquilo. Había mucho énfasis en la parte experimental. Nos incentivaban a ser creativos en los experimentos. Yo estaba más interesado en la teoría pero también me gustó hacer algunos experimentos, especialmente los de óptica. Recuerdo que hice un holograma. También tratamos de reproducir el efecto Josephson en superconductores, cosa que no logramos hacer. Un estudiante del curso anterior lo había logrado, pero el sí era un experimental habilidoso, terminó trabajando en Bell Labs. Allí hice mi trabajo de licenciatura en un proyecto de teoría de cuerdas, en el grupo de física de partículas. Fue una experiencia interesante y desafiante. Pero uno toma contacto con las realidades de la investigación, donde las cosas no son tan claras y elegantes como cuando se estudian durante la carrera. Y uno debe resolver las confusiones y encontrar la forma clara de entender los problemas.